Para hablar de “Impatiens”, tenemos que hablar de tiempos, de paciencia e impaciencia…de tensión, de explosión…de apuros, de intolerancias…de ritmos.
Este remedio, el primero que encontró el Dr. Bach, encabeza la lista de lo que él llamó “Los 12 Curadores”, donde agrupará los que estén destinados a curar las patologías tipo base/ congénito.
“Impatiens glandulífera”, tal es su nombre botánico, de esta planta balsámica del Himalaya y fue introducida en Gran Bretaña en 1.839, con un gran éxito de proliferación, dado que es una de las plantas exóticas que ha colonizado las vías acuáticas de esas tierras. A Impatiens le gustan los suelos sueltos y húmedos, por eso crece a las orillas de los ríos. Sus semillas son fuertes y quedan alojadas en el barro hasta pasado el invierno; una vez que germinan, lo hacen vigorosamente desarrollando una enorme colonia de plantas que ahoga a cualquier otro competidor… En tierras del Himalaya, crece a una altura considerable, entre los 2.000 y 4.000 mtrs y ahí también ejerce una dominancia sobre las otras especies.
Comparada con el resto de plantas de crecimiento anual, Impatiens crece rápidamente, a razón de unos 25 mm/ día, de manera que en ella la velocidad es una característica muy notoria. Su tallo, que recuerda al bambú, está organizado en segmentos con anillos estructurales que lo refuerzan. El patrón de crecimiento de esta planta es erguido, cardinal, dirigido y fuertemente estructurado.
De acuerdo a lo que planteábamos en la entrega anterior (“Leyendo Gestos”), sabemos que describir la planta con un lenguaje “humano”, nos posibilita la articulación entre ambos: “el gesto de la persona es el gesto de la planta”. Entonces, sigamos mirando los “gestos” que nos ofrece la simple observación de la planta: por ejemplo, las hojas. ¿Cuáles son las características de ellas? Son elegantes, grandes y lanceoladas (en forma de lanza), con un marcado nervio central.
¿Y las flores? Pues ellas cuelgan libremente de tallitos individuales (pedúnculos) y están sujetas al tallo en su parte posterior, como único punto de equilibrio; tienen una forma extraña, se las llaman “cascos de policía” u “orquídea de los pobres”. Este equilibrio de la flor, nos habla de esa tranquilidad y de esa gracia que son parte del tipo Impatiens, representadas en la amabilidad, la compasión y la confianza. Todo esto, contrasta en general con el gesto bastante tenso y angular de la planta y más específicamente, en la tensión que vemos en las vainas hinchadas que contienen la semilla, que aparecen dentro de la flor cuando los pétalos caen. Suave y brillante, la vaina se extiende perpendicular al tallo, mostrando líneas de tensión visible a lo largo de sus lados.
Ahora bien, algo extraño sucede con las vainas de Impatiens: cuando están maduras, las semillas son expulsadas de la planta con una fuerza explosiva, como las balas de un rifle. Esto puede observarse a simple vista si se tocan las vainas o si algún movimiento cercano las dispara. Los lados de las vainas se abren, recogiéndose hacia atrás como un fuelle enroscado y las semillas pueden alcanzar en su “viaje” varios metros de distancia…incluso se escucha cuando impactan, como pequeños plomitos sobre las hojas cercanas. Esta “tensión explosiva” es muy ilustrativa del tipo Impatiens (decía V. Bullen acerca del Dr. Bach: “rápido para encolerizarse, rápido para apaciguarse”). Esta es la chispeante irritabilidad de Impatiens, que se muestra en inesperadas explosiones de energía como estallidos de fuego, acompañadas de una tensión que va in crescendo…hasta que gritan: “Basta! Dejá…que si no te sale, lo hago yo!!”
Cuando la persona Impatiens está equilibrada, armonizada y conectada con ella misma, se relaciona con las cualidades de la paciencia y la gentileza, está dispuesta a sentirse acompasada en los tiempos de los otros y puede tomar decisiones sin sentir que se arrojan al vacío.
En cambio, en estado de desequilibrio energético, se sufre una gran tensión y una hiper-actividad mental, preocupándose por cuáles serán los resultados. Desea que todo vaya rápido y sin problemas, y si los demás no pueden seguirle el ritmo … él no los puede esperar…Esta impaciencia le impide ver que cada cual tiene sus tiempos, él los considera “lentos” y termina irritándose con ellos y con él mismo, lo que además, lo pone muy tenso, muy intolerante. Son enérgicos, activos y espontáneos, como así también capaces, decididos, a menudo brillantes y generalmente, tienen el rol de “actor protagónico” en la cotidiana escena de la vida. Al igual que a la planta, que le gustan los “suelos húmedos y sueltos”, a estas personas les gusta también actuar “sueltas” para poder moverse de acuerdo a sus propios intereses y cambiar de dirección cuantas veces se le ocurra, sin que nada los “sujete”.
*** Algunos síntomas físicos del tipo Impatiens, o características que debería tener una persona para tomar esta flor:
Esta perturbación actúa sobre los órganos que tienen ritmo, afectando sus funciones: por ejemplo el corazón y su consecuente disarmonía que hace síntoma en palpitaciones, taquicardias, disritmias, extrasístoles o hipertensión. La tensión excesiva en el cuerpo, (aparato músculo-esquelético), hace que aparezcan y aún se cronifiquen las contracturas, como consecuencia de no haberse mantenido los ritmos de tensión-relajación o de rapidez y lentitud.
En este biotipo, los dolores son generalmente agudos, fuertes e intensos en cualquier parte del cuerpo: dolores de cabeza por inquietud, tortícolis, zona sacro-lumbar, calambres… Las inflamaciones también son características de los Impatiens, pueden darse como quemazones bajo la piel o pruritos. Hay un debilitamiento general del tejido conectivo, lasitud, acidez estomacal y trastornos para concentrarse (entre otros síntomas).
El remedio Impatiens, es también muy recomendable para niños que se fastidian, que sienten rabia o lloran. Para los que aún no han conseguido tolerar la frustración…
Siempre es recomendable que quién prescriba las Flores de Bach, sea un Terapeuta calificado, alguien que pueda leer en los síntomas lo que está detrás de ellos y el recorrido de su construcción. Freud decía del síntoma: “allí donde yo no hablo, habla el Ello” (el inconsciente). No se conocen contraindicaciones para las Flores de Bach por lo que equivocarse en administrar alguna, no sería el inconveniente; pero donde sí estaría el problema, es que el paciente perdería sus tiempos de sanación hasta que el terapeuta “de en el clavo”…
Impaciencia
Un estudiante preguntó a un maestro zen cuánto tiempo le llevaría iluminarse.
El maestro respondió:
– Unos quince años.
– ¿Qué? – exclamó el estudiante – ¿Quince años?
– Bueno, para tí llevaría unos veinticinco años.
– ¡Qué????… en mi caso llevaría veinticinco años!
– Ahora que lo pienso mejor, puede que llevará cincuenta años
Lic. María del Carmen Piñero