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El Metal o el Símbolo de lo Verdaderamente Valioso
El Elemento Metal es el que nos recibe cuando nacemos y respiramos y nos despedirá con nuestro último hálito al partir.
La pareja de meridianos en el cuerpo es Pulmón e Intestino Grueso. El Pulmón es el encargado de tomar los componentes más puros y valiosos del Qi Universal, y el Intestino Grueso el de liberar lo que para el cuerpo y la mente ya no tienen ningún valor.
Constante y meticulosamente estamos haciendo este trueque en nuestras vidas: incorporamos sustancias vitales y excretamos sustancias tóxicas (siempre desde la mirada de mamíferos, si fuéramos un árbol lo que para nosotros es “vital” para el árbol es “tóxico” y viceversa). Cuando este intercambio no se realiza de manera óptima aparecen problemas de asma, bronquitis o estreñimiento y diarreas por citar algunos.
Esta regularidad, este orden, este ritmo respiratorio del Metal nos organiza para vivir en un medio ambiente en armonía. Armonía que se verá tanto en lo interno como en lo externo. Cuando nos proponemos ordenar los placares o el galpón de casa, es el Elemento Metal que se manifiesta y cuando lo realizamos (lo que parecía un imposible), respiramos muy conformes con nosotros. Lo mismo ocurre con “todos” los elementos desordenados de nuestra existencia.
El ideograma chino que representa al Metal (金), es el mismo que el del oro. Históricamente el oro ha sido “el” metal como medio para la permuta por sus cualidades intrínsecas (no pierde su brillo y no se degrada); por ello se lo adoptó como algo de tanto valor. De allí que se considere al Elemento Metal tan preciado para realizar su función principal: el intercambio.
Cuando hablamos del “valor” de las personas, con preponderancia del Elemento Metal, nos referimos tanto a la “calidad” de gente, como “al coraje o al arrojo” que poseen. Los Metal buscan afanosamente la verdad, desean profundamente poner luz en la oscuridad para que aparezca lo certero. Se los percibe fríos, calculadores, ya que son muy lógicos; se aferran a las reglas, a la precisión de las Matemáticas. «Son filosos como facón de gaucho» Cuando están disbalanceados pueden ser extremadamente egoicos.
La estación del Metal es el otoño, el tiempo de colectar para hacer frente al invierno, es una pausa que nos invita a la calma. La dirección geográfica es el oeste. El ocaso como final del día, es un momento para la reflexión meditativa y nos pone un poco nostalgiosos. Si el verano fue la exhuberancia, “el periodo de crecimiento lujurioso”, el otoño es el momento de la moderación, el de la “tranquilidad de nuestra conducta” dice el Nei Jing.
Así como en otoño la savia decrece, caen las hojas y refresca, el Pulmón hace lo mismo con la energía: la hace descender y la dispersa. Cuando esta función no la realiza pueden aparecer, en personas mayores, estreñimiento o gripes a repetición (el Metal trabaja como un escudo protector debajo de la piel: el Wei Qi o Energía Defensiva).
La emoción relacionada al Metal es la tristeza. Tanto un exceso de tristeza afecta al Pulmón, como un Pulmón débil hace que la persona se sienta triste. Los Metal tienen un componente frío y melancólico. Son rigurosos, metódicos y con un gran sentido del deber.
El llanto es el sonido del Metal, si es reprimido nos dolerá la garganta o si nuestra voz está baja, o la perdemos, estaríamos ante un cuadro de debilidad o de problemas crónicos en el Elemento. De la misma manera que a través del olfato podemos rechazar alimentos en mal estado y por ende perjudiciales para nuestro organismo, adiestrando a nuestro olfato, mejoraremos a los Pulmones.
El Po es el alma corporea del Pulmón, es nuestra parte instintiva, gracias a ella nos mantenemos vivos: respiramos y nos alimentamos. La garganta y el olfato están vinculados al Metal, como también el tacto. Si hay algo básico o primario en nuestros sentidos , es el olfato. Con solo oler un aroma la evocación sucede al instante. La sensación de tener tacto es que en toda nuestra piel se producen reacciones internas cuando somos acariciados o cuando solo evocamos…
El Po vive las experiencias de esta manera: directa y sin intermediarios, sin el intelecto conceptualizando todo. Este instinto que lo conocemos a través de Freud es el principio de placer/displacer. Los chinos, unos milenios antes encontraron en el Po lo que naturalmente se da como: “me gusta/no me gusta”. El primer acto de individuación de la persona.
El color del Metal es el blanco y el sabor es el picante que ayuda al Pulmón a dispersar el Qi, pero un exceso lo agotará.
Como el Pulmón es el responsable de tomar del Qi Universal lo puro, su función es la de llevar la energía hacia abajo y dispersarla, controlar los canales y los vasos sanguineos, la piel y el pelo, gobernar las vias del agua, y se expresa en la nariz. Es tan vasto el trabajo que el Pulmón realiza con la energía que se lo considera “El Ministro que Organiza la Política del Emperador» (que es el Corazón).
Uno de los animales que representa al Metal es la grulla blanca. En el Chi Kung se imita a la grulla para nutrirnos de sus cualidades: el equilibrio físico, la moderación, el rigor, el coraje, la rectitud, la dignidad, la firmeza…
Mientras que el Metal trabaja con energías sutiles y ligeras durante el mecanismo de la respiración (contracción/ liberación), la Tierra lo hace con las energías más densas y toscas como la de los alimentos
En un plano yin yang, la parte yin del Metal nos permite crear lazos y vínculos profundos ; un yin pobre nos habla de la incapacidad para darle fuerza a esos hilos energéticos. El rompimiento de éstos se traduce en tristeza, que necesariamente habrá que reparar para evitar problemas serios en el Elemento Metal. El lado yang del Metal nos proporciona la capacidad de poder mudar de ideas y creencias. Esta conducta que nos habla de soltar está asociada al perdón, fundamentalmente al perdón a uno mismo por no cumplir con las expectativas de nuestros mayores.
La respiración es mágica y como tal ayuda a las personas a cambiar estados emocionales pasajeros o permanentes, desbloqueando la energía estancada.
El Elemento Tierra representa la Madre- Hogar (el elemento nutricio); el Elemento Metal es el Padre- Mundo Externo (el elemento expansivo). Y si vamos mas allá del mundo externo traemos el Cielo a la Tierra en cada inhalación y en cada exhalación.
Liberarse, soltar amarras, quemar las naves, nuevas metas… éste es el salto evolutivo que nos propone el Elemento Metal!
Desde aquí podrás ir a los otros post sobre Los Cinco Elementos de la Medicina China Tradicional:
Clases de Chi Kung en Capital
Clases de Chi Kung en Moreno
Una Maestra
Tengo el honor de presentarles a quien considero una de mis Maestras: la Dra. Alejandra Maratea. Ella es la directora de Escuela Oriente y fue de quien yo aprendí lo principal que para mí tiene que tener un terapeuta Zen Shiatsu que es la actitud hacia un paciente. Sentir a la persona que viene a nuestra consulta desde nuestro propio silencio, desde nuestra receptividad. Desde nuestra parte más Yin.
Por supuesto que con ella también aprendí muchas partes técnicas y otras teóricas. Conocí el Zazen de la mano de Patricia y el Chi Kung con la prof. Anahí. También aprendí en la escuela, el Shiatsu Namikoshi del cual es parte de la medicina oficial del Japón a través del sensei Masafumi Sakanashi.
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Aquí les dejo parte de su biografía.
Dra. Alejandra Maratea, nació en la Argentina. Médica diplomada en la UBA (1984). Residencia Médica en el Hospital Cosme Argerich, en Anatomía Patológica (1986-1990). Instructora de residentes en el mismo hospital (1991). Hasta la fecha: práctica privada en consultorio particular de Shiatsu, acupuntura, filoterapia, oligoelementos, magnetoterapia, electroacupuntura, acupuntura coreana de mano, dietoterapia macrobiótica. Desde 1999: Directora de la Escuela de Oriente de Zen Shiatsu y Terapias Corporales Orientales. Desde 2002: Presidente de la Asociación Civil “Salud para todos”. Atiende en comedores comunitarios de la Ciudad de Buenos Aires, con shiatsu y acupuntura. Además de su formación en medicinas tradicionales orientales –japonesa, china y coreana- recibió enseñanzas de Aikido junto al maestro Sakanashi. Es 2º Dan e instructora en el Centro de Difusión del Aikido en la Argentina. .
La nota: La Sexualidad en el Oriente Antiguo aparece en la Página de La Escuela Oriente y se publica aquí con el consentimiento de la Dra. Maratea. Las imágenes que verán en la nota no son del original.
La Sexualidad en el Oriente Antiguo
La sexualidad para los chinos era considerada la «vía del cielo», algo absolutamente normal, para nada vergonzoso o que hubiera que ocultar, algo de lo que se hablaba libremente. Con esto ya se marca una notable diferencia con nuestra tradición judeocristiana donde la sexualidad es asimilada al pecado, y la mujer, como inductora del pecado original, es asociada al mal; donde la materia se opone al espíritu y la sexualidad a la espiritualidad. Para los chinos la abstinencia es «ir en contra de las leyes del cielo y de la tierra que exigen la relación sexual». Los monjes taoístas no hacían votos de castidad. Para ellos la práctica sexual era un camino de santidad utilizado como método para trascender las limitaciones individuales, armonizar la energía interna, expandir la conciencia y comunicarse con la energía universal. Asociaban sexualidad-salud-longevidad.
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Sus técnicas sexuales se basaban en que el hombre debe copular y movilizar la energía yin de la mujer sin eyacular para aumentar su yang; mientras que la mujer debía gozar del orgasmo en el que libera su energía yang. Para este procedimiento se valían de numerosas prácticas y técnicas para entrenar el cuerpo, así como de una actitud mental determinada alejando todo pensamiento, es decir practicando la meditación. Las relaciones sexuales normales debían ser reguladas, es decir, se determinaban los coitos con eyaculación en función de la edad de la pareja, sus condiciones físicas, etc., y estaba implícita la aceptación de ambos, condición imprescindible para la armonización de la energía yin-yang.
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¿Cómo comprendían el manejo de la energía y la economía sexual? Los taoístas consideraban su energía como una unidad total. En un día una persona joven y sana produce el 100% de la energía que precisa gracias a la alimentación, descanso, ejercicios, etc., y consume 60-70% en sus actividades: trabajo, digestión, etc. Conforme envejecemos producimos cada vez menos energía, pero necesitamos la misma cantidad, y ese déficit se lo extrae de órganos vitales y glándulas. También sostienen que todos nacemos con una energía en abundancia a la que llaman «Jing», -energía principal o esencial- por la cual se realizan todas las funciones del cuerpo. Su conservación nos proporciona una vida larga y sana y constituye la base de las prácticas taoístas. Cuando ella interactúa con los órganos vitales se transforma en «Chi» o «Ki» o energía vital. La energía sexual no es otra cosa que esta misma energía producida en los órganos sexuales, ovarios y testículos. La energía «Jing» se acumula en todos los tejidos pero especialmente en los riñones, esperma y óvulos. Por esta razón para los taoístas la principal pérdida de energía de los hombres es la eyaculación y, de las mujeres, la menstruación.
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El cultivo de la energía sexual no puede comprenderse si no queda claro el concepto de «Chi»= ki= prana. «Chi» es una palabra china cuyo ideograma significa: «el vapor que sale de una olla cuando se está cocinando el arroz». Es decir aquella fuerza invisible que hace posible y visible una acción.
A un nivel físico es el aire que respiramos y nos mantiene vivos. Nosotros mezclamos ese aire con otros nutrientes y lo refinamos y transformamos en otra clase de energía. Se convierte así en nuestra carne, sangre, huesos, etc., y sin perder el ritmo de palpitación interna que fluye a través de cada célula nuestros órganos refinan a su vez esta energía y envían fuerza chi a nuestro cerebro para las funciones del pensamiento, emociones, sueños, etc. El Chi es entonces como una goma de pegar entre nuestro cuerpo, mente y espíritu, es el vínculo entre nuestros mundos interno y externo.
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En la búsqueda del arte del amor los taoístas fueron más allá de comidas y hierbas y más allá aún de técnicas eróticas. La quintaesencia de su «arte de alcoba» era generar y maximizar la vitalidad sexual mediante el manejo consciente del Ki del cuerpo humano. Ellos hicieron esto para mejorar la excitación sexual, el control del orgasmo, y para intensificar el éxtasis tanto de mujeres como hombres. En términos modernos el manejo del Ki de los taoístas es una forma de interacción cuerpo-mente, en donde la mente consciente dirige al cuerpo. Además creían que la fuerza primitiva y poderosa de la vida podía ser controlada y manipulada no sólo para aumentar la vida sexual sino para mejorar las técnicas marciales, la salud, y prolongar la vida. De modo que la clave para los antiguos chinos residía en la conservación y condensación del chi y su posterior transformación en una calidad superior de energía. Hoy en día disponemos de muchos métodos para aumentar nuestra fuerza vital o chi: masaje, shiatsu, acupuntura, artes marciales, Qi Gong, hierbas, meditación, yoga, por mencionar algunos. Sin embargo los chinos taoístas piensan que la energía más abundante y que se puede convertir con más facilidad en chi y en otras energías superiores es la sexual.
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Si se llegara a la maestría de las prácticas taoístas la energía sexual se podría reciclar y posteriormente almacenar para ser transformada en energía espiritual; ya que cuando tenemos un orgasmo la fuerza vital se vuelca desde nosotros al universo, se puede re-encauzar esa energía hacia adentro, reteniendo la poderosa energía sexual para verterla sobre los órganos, energizándolos y fortaleciendo el cuerpo todo.
La meta perseguida por los taoístas es cultivar la energía de la vida hasta el nivel más elevado posible, proporcionando buena salud y promoviendo la aspiración humana de la totalidad.
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El proceso de refinamiento de la energía es en parte automático y en parte voluntario, y lo podemos favorecer o estorbar en función del conocimiento que tengamos de nuestros procesos internos. El hombre gasta 25-40% de su chi en formar esperma, ¿porque el cuerpo gasta tanta energía valiosa para formar unos pocos niños a lo largo de todo una vida? De acuerdo al taoísmo ésta inversión que realizan nuestros cuerpos en la producción de energía espérmica es para acelerar nuestra evolución en general. Cuanto más eficaz sea el hombre en la transformación de su energía almacenada en energía espiritual, más rápida será su evolución en el lapso de su corta vida. El hombre evolucionado es dueño de sí, gobierna sus instintos con su espíritu. El hombre sin evolucionar sigue tiranizado por sus impulsos. Cuando el hombre está completo y ha integrado su cuerpo con su mente y con su espíritu, su libertad está fuera del control de su instinto biológico.
La energía sexual es un campo generado dentro del propio cuerpo y unido a los campos cósmicos más grandes de una manera que la ciencia actual no puede entender. Los maestros taoístas fueron antiguos científicos con genio para la auto-observación y estuvieron dedicados a llevar más allá la evolución humana. La esencia sexual es un bloque de construcción para expandir nuestro universo personal, fundamento del amor y la evolución humanas.
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Dra. Alejandra Maratea
Bibliografía:
– YIN-YANG BUTTERFLY, Valentin Chu
– Despertar la energía curativa a través del Tao, Mantak Chia
– Sou Nu King : sexualidad Taoista, Ediciones Mandala