Leyendo Gestos


flores de bach

Sentada a la  mesa de un bar cualquiera, a veces una se detiene a mirar a las personas…las que ya están, las que se van o las que van entrando. ¿Y qué es lo que se observa? Pues, varias cosas… allí veo a una mujer de mediana edad que mira nerviosamente su reloj y la ventana, toma a sorbitos una gaseosa, vuelve a mirar el reloj y la ventana…en la mesa de atrás una pareja habla distendidamente, se ríen y sólo están atentos a ellos mismos, se los ve muy alegres; miro hacia la puerta y veo entrar a una chica de unos 25 años, como agobiada, cargando unos libros en la mano, se sienta y cuando viene el mozo a atenderla, con una voz apenas audible, le pide algo…


No he hecho otra cosa que “leer” superficialmente a las personas desde sus gestos. Los gestos, entonces, son muy buenos indicadores de estados de ánimo, de actitudes y sentimientos porque son fundamentalmente, el lenguaje del cuerpo: la forma de caminar, de sentarse, de mirar, el tono de la voz, la mirada, la expresión de las manos, el movimiento de los pies…en fin, todo lo que se relacione con la postura corporal, nos está dando una primera imagen de las personas.

Del mismo modo, las plantas tienen también sus gestos…su postura, su forma de crecer, su insistencia, el suelo que eligen, la cercanía o la lejanía del agua, la soledad o la vecindad con otros congéneres, su forma de florecer, su manera de entregar las semillas…

Fue así, como a fines de Septiembre de 1928, el Dr. Bach, caminando a orillas del río Usk, en Gales, descubrió a Impatiens ,la planta que sería la fundadora de la lista de sus “12 Curadores”. El había dejado Londres junto a las presiones que le ocasionaba su trabajo en el Laboratorio de Park Crescent, siguiendo un “impulso súbito” y llevando como única carga una maleta llena de zapatos y a “su” propio laboratorio…que era él mismo! Nos cuenta Nora Weeks (su biógrafa) que  esta altura, Bach ya había esbozado distintos tipos emocionales a partir de la observación del comportamiento de las personas y de sus gestos. Había notado, por ejemplo, que algunas personas compartían las mismas conductas, como si pertenecieran a una misma familia; otras, se relacionaban a partir de emociones en común, como sus miedos, sus irritabilidades, sus ansiedades, sus indiferencias, sus obsesiones o sus preocupaciones…Así es que al combinar estas observaciones con la idea que las enfermedades tenían su origen más arraigado en los problemas emocionales que en el plano físico, comenzó a reconocer los componentes que deberían tener  sus remedios: ahora tendría que encontrar las plantas que fuesen equivalentes a esos tipos humanos.

En aquella época, los herbarios y farmacopeas, al igual que todo material relacionado al tópico, no hablaban más que de los efectos que sobre lo físico tenía la Medicina de las Plantas, o de cómo utilizar una sustancia particular de acuerdo a una enfermedad concreta.. Pero, el Dr. Bach, buscaba también un efecto sobre el comportamiento emocional o mental de la persona, este hecho, sin más, nos da la explicación de por qué no investigaba en una biblioteca, sino en el campo, caminando; no en la farmacia, sino dentro de sí mismo. También modificó la atención de su mirada, pasando de las causas y los efectos externos, a las causas y efectos internos: significa que miraba a la persona, no a la enfermedad, y esto lo hizo no con cualquier otra persona, sino, con él mismo! Supuso que si cada persona actuaba dentro de un “tipo”, él también tendría el suyo y comenzó a buscar su remedio.

impatiens

Y en qué tipo de personalidad se contextualizaba el Dr. Bach? Sabemos, por distintos autores, así como también por su biógrafa, que era un hombre al que le gustaba trabajar solo, tenía objetivos claros pero le desagradaba “fijar horas para el trabajo, como también las reglas y normas”. Tenía una gran energía y le gustaba mucho hacer las cosas por sí mismo (como sus propios muebles); no era una persona fácil y sociable, sino más bien, un solitario, seguro de sí mismo e impulsivo, determinado, con convicciones fuertes y muy rápido para tomar decisiones.

Un buen colega de Bach, Víctor Bullen, también aporta sus propias impresiones, al decirnos que “tenía una mente rápida y original, era valiente, audaz, altruista y generoso”. F.J.Wheeler nos habla también de su “rapidez”: “era rápido para tomar decisiones, rápido para actuar y rápido para perder la calma y algunas veces, era impaciente ante la lentitud de los demás”. También se menciona su rapidez para encolerizarse, que se le pasaba enseguida, como así también se remarca su compasión, su amabilidad y su capacidad para inspirar confianza.

A partir de esta descripción, podemos afirmar que Bach era del tipo “Impatiens”… con sus aspectos positivos (amable, equilibrado y relajado), pero, qué hay de la otra parte de su personalidad? : tenso, irritable e impaciente…Así es que si Bach buscaba su propio remedio, tendría que comenzar por su lado humano. Y en ese caso, cúal sería el perfil de la planta?

Nora Weeks nos comenta que pasaba todo el día examinando una gran variedad de plantas, anotando dónde crecían, que suelo escogían, el color, la forma, el número de pétalos, si se diseminaban por tubérculos, raíces o semillas…pasaba horas sentado estudiando los hábitos y características de cada flor, planta o árbol, buscando la correspondencia entre el hombre, que en este caso era él mismo y la planta.

En la próxima “entrega”, hablaremos de Impatiens, esa bellísima flor roja…y mientras tanto, cuál es tu gesto?

María del Carmen Piñero